Una parte importante del ser humano es su capacidad de afrontar el temor. Aquello que nos produce nerviosismo es la forma de comunicación de nuestra naturaleza. El sistema de alerta de que todo puede volverse caos es nuestro corazón y su movimiento por el mundo. Si tuviéramos que elegir entre este planeta y otro lugar para existir el temor se haría presente a nivel general. Pensar en vivir de manera diferente, como, por ejemplo, que todo lo hiciéramos gratis, causa temor en la noción de propiedad. Perdonar a quien o quienes nos hayan ofendido o tengan una deuda con nuestra vida, causa temor en la noción de capital. Cambiar un valor bueno por uno malo, causa temor en la noción de tradición, y, cambiar un valor malo por uno bueno, causa temor en la noción de ética. Acceder a otro ser en su intimidad y libertad, causa temor en la noción de orden. Intercambiar pensamiento, causa temor en la noción de aprendizaje.
Al no temer no producimos nada sino despilfarro de polvo. El temor permite que descubramos de lo que somos capaces de ser y de hacer los seres humanos. Ser es temer y no ser es no temer.